El asesinato de Luis Eduardo Chire no puede quedar impune
En el anfiteatro del crimen: la provincia de Pataz, la sede de los mineros ilegales, la sangre corre todos los días y la población ya se ha acostumbrado a respirar el olor putrefacto de la muerte y a vivir bajo el cañón de las armas largas. Pero hace una semana, ocurrió un asesinato en Llacuabamba, dicho caserío no es muy sonado en la prensa policial, porque en dicho lugar la ronda ha intentado mantener a raya a los criminales.
El día 26 de febrero, Reiner López Paredes, un hombre de 36 años que tiene armas de largo alcance y es muy considerado por ciertos policías de la zona, por hacerles llegar sus monedas; sacó su pistola y le disparó a matar a Luis Eduardo Chire Díaz, natural de Cajamarca. La bala fue directo al pecho, entró y perforó al órgano que irriga de sangre a todo el cuerpo y permite respirar al ser humano.
Frente a este hecho sangriento, los ronderos se tiraron encima del homicida, lo redujeron y lo maniataron. Así lo encontró la policía y lo describen a detalle minucioso en el parte policial: “Una llamada proveniente de la ronda campesina del este anexo, la cual indicaba que en dicho lugar se había suscitado una balacera, presentes en el lugar (frontis de la Institución Educativa Inicial Virgen del Carmen), el personal PNP logró apreciar una turba de personas en un aproximado de treinta (30), entre transeúntes del lugar y personal de la ronda campesina de Llacuabamba. Entrevistándonos con ellos, quienes indicaron que efectivamente se había suscitado una balacera y que había un herido de bala el cual había sido derivado a una clínica local. Asimismo, se aprecia en el lugar a un sujeto de sexo masculino tirado en el pavimento, el cual vestía un polo color verde, buzo color plomo claro y zapatillas color negro con líneas color anaranjado, siendo reconocido por el personal de la ronda campesina de Llacuabamba como el sujeto que había realizado los disparos, siendo identificado por el personal policial como Reiner López Paredes”.
Un rondero que pidió el anonimato alcanzó el arma y la cacerina homicida. El peine que guarda las balas 9mm, tenía un hueco vacío. Es decir, faltaba una y esa era la que atravesó el cuerpo de Luis Eduardo y el casquillo se encontraba tirado en el lugar de los hechos. Todos esos indicios se le presentaron al fiscal de turno y el doctor en leyes ordenó que se haga la pericia balística. Los peritos criminales certificaron lo que la familia del occiso sabía: “arma positiva y ha ejecutado un disparo”.
Hoy, a las 7 de la noche, es la audiencia que determinará el destino final del asesino: “La calle o la cárcel”. El redactor de la nota, por fuentes humanas, se enteró que los familiares de Reiner López Paredes venían diciendo que han arreglado con las autoridades que van a impartir justicia. Esa versión no es tan descabellada, si es que nos ponemos a analizar todos los casos de corrupción que existen en Pataz.
Por ello, desde este medio de comunicación, se pide a José Ramos Velásquez Rojas, el juez que tiene el caso, que castigue al culpable con todo el peso de la ley. La provincia de Pataz ya no aguanta un caso más de impunidad. Hoy, es el día que se le muestre a los criminales que no pueden ir matando a personas como si se tratara de moscas.
Desde InfoLibertad estaremos atentos a la audiencia y al veredicto que dará el juez. Los familiares piden una sola cosa: “que se haga justicia y el cuerpo del difunto pueda descansar en paz”.