Policías al servicio del hampa
Extorsionan a policía, éste acude a la comisaría a denunciar el hecho y minutos después recibe nueva amenaza de su extorsionador. Por otro lado, el último fin de semana han asaltado a dos policías, le han quitado el patrullero y sus armas.
El criminal le dijo: “Tú sabes cómo están las cosas en el monte (barrio, territorio, patria, suelo) y nadie te va a soltar de alivio (gratis). Y si no sueltas tus monedas, te enseñaré el brillo de mis balas y el ruido de mis bombas.
Un oficial de la policía lee el mensaje recostado en el sillón de su pequeño negocio, ubicado en el Alto Trujillo, un barrio enclavado en el culo del distrito de El Porvenir. Él recién ha roto el cascarón y ha empezado a construir a su sueño: tener un negocio de bebidas y comidas. Ni bien abrió las puertas el negocio y los criminales aparecen para romper toda proyección económica: “Mira, compare, acá todo el mundo paga y tú no bas aser la esepción”. El error ortográfico lo pone a propósito el redactor de la nota, para que los lectores sepan que en el norte ha ganado la batalla: los iletrados, los ignorantes y los que estudiaron para combatir el crimen han sucumbido y pagan en silencio su cupo.
“TÚ SABES CÓMO ESTÁN LAS COSAS EN EL MONTE (BARRIO, TERRITORIO, PATRIA, SUELO) Y NADIE TE VA A SOLTAR DE ALIVIO (GRATIS). Y SI NO SUELTAS TUS MONEDAS, TE ENSEÑARÉ EL BRILLO DE MIS BALAS Y EL RUIDO DE MIS BOMBAS.
¿Y la policía? Pues, duele decirlo, han abandonado la causa de justicia y han abrazado con pasión la corrupción y la causa del criminal. A esta magnífica y desalentadora conclusión, llegó el oficial. “Yo a fui a la unidad especializado en extorsiones, les mostré el número y ese número tenía un montón de denuncias. Es decir, estaba extorsionando a san pucta y nadie le ponía un pare. Yo salí de la unidad y a la media hora el vago me envía el siguiente mensaje: ‘Por la hueva apegas con tus colegas. Para la próxima consíguete mejores padrinos’. Y me envía una foto mía sentado en el interior de la comisaría. Aplicando la regla matemática: 2+2=4, 3+1=4 y 4+0=4. Un policía tuvo que tomar esa foto y pasárselo a ese huevón del vago”, sentencia y la decepción se apodera de su rostro. “Estamos recontra cagados. A un policía lo traiciona otro policía. Imagínate que les espera a los ciudadanos. Esa es la razón, porque muchos negocios salen cagando al primer día de función”, vocifera con impotencia. Y en este texto, me voy a dejar de puritanismo y voy a citar las palabras crudas, tal vez ese ruido incomodo de una palabra grosera, mueva una fibra al comando policial y se indigne y salga cazar criminales y no solo a posar para la foto.
YO SALÍ DE LA UNIDAD Y A LA MEDIA HORA EL VAGO ME ENVÍA EL SIGUIENTE MENSAJE: ‘ POR LA HUEVA APEGAS CON TUS COLEGAS. PARA LA PRÓXIMA CONSÍGUETE MEJORES PADRINOS’. Y ME ENVÍA UNA FOTO MÍA SENTADO EN EL INTERIOR DE LA COMISARÍA.
En pleno diálogo con el policía, el criminal aplica el golpe más vil: enviar datos y fotos de su familia. Lo manda una imagen de su hijo. Sus ojos quieren reventar en lágrimas. “Perdón por la tristeza”, dice. Y yo le respondo que con cuando tocan a un hijo, el hombre más fuerte se quiebra. Me entiende el celular para ver los mensajes: “Mira barrio, yo te conozco a ti y a toda tu familia, busca un vago que me dé solución. O caso contrario, voy a atentar contra tu negocio y ahí te voy a cobrar el doble”.
El policía aplica lo más fácil, lo bloquea al número y los mensajes le empiezan a llegar a toda su familia. Y de otro número, el extorsionador envía esto: “Mira csm, no vayas a pensar que bloqueándome solucionaste tu problema. Aquí apégate a un vago para que me haga correr mis monedas, porque a la firme, te voy a tener loco en estos días, te voy a hacer ver la firme, así que práctico nomás te doy plazo hasta las 12 de la noche que apegues a un vago; sino a punta de dinamitazos, haré que cierres tu negocio. Estás en mi monte y aquí todos pagan. Por ser tombo, no vayas a pensar que la vas a llevar de alivio, aquí pagas, porque pagas”, amenaza.
«ESTÁS EN MI MONTE Y AQUÍ TODOS PAGAN. POR SER TOMBO, NO VAYAS A PENSAR QUE LA VAS A LLEVAR DE ALIVIO, AQUÍ PAGAS, PORQUE PAGAS”, AMENAZA.
Su familia del policía, lo abraza, él siente esa tibieza que invita a renunciar a todo por el bienestar y la seguridad de los suyos. “Voy a cerrar mi local”, dice y le da vergüenza mirar a los ojos a su familia. “¿Qué les digo? ¿Qué mi policía no me puede defender? ¿Qué ni el policía está a salvo de pagar cupo?”. Y en eso, le entra el ultimátum: “¿Vas a pagar o no, paisano?”. El responde: “No te voy a dar ni un puto sol. Si tú tienes a juegas con policías como dices, diles que algún día van a caer como perros”, cerró. El criminal finaliza: “Te recomiendo que lo cierres tu negocio”.
Dato Extra
Cuatro criminales en dos vehículos interceptaron a 2 suboficiales, los amenazaron y les robaron tanto sus armas como su vehículo con placa TMP-2954. Posteriormente, los delincuentes escaparon en dirección desconocida.
El robo tuvo lugar mientras los suboficiales de la Policía Nacional Atilano Núñez Mejía y Humberto Villanueva Silva, pertenecientes a la Unidad de Protección y Medio Ambiente (Unidpma), estaban dentro de una camioneta en la calle Sabogal, ubicada en el asentamiento humano Virgen del Socorro, en el distrito de La Esperanza.
Opinión
“Yo trabajaba en extorsiones, me hacía pasar por la víctima, le metía un floro maldito, le lloraba, gritaba de desesperación, hasta que lo convencía para entregar el dinero y le metía cana. Esta técnica le cuento a un general y el tío le contó a la prensa y lo sacan el modus operandi de la policía. El criminal se volvió más jodido, ya no confiaba, se tiraba para atrás, pero igual me lo ingeniaba y caneaba. Al día me traía 2 detenidos. Una vez me fui al norte chico y traje a 4, los traía amarrados como chivos. Hasta que una fecha, no caía ninguno. Me iba a entregar la plata y el vago me decía: ‘ya sé que eres tío huevón y me cortaba’. Un día avisé que iba a realizar una chamba, hago la finta de irme y me vuelvo a los pocos minutos, veo a un policía entrando a la computadora y llamando al vago a decirle que el que negocia es un policía”, me narró un policía honesto.