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Testigos del crimen organizado en Pataz

Por Milver Avalos

Arrodillado. Sufriente. Con las manos amarradas sobre la corona de la cabeza. Tiene el rostro rojo, rojísimo, bañado por la sangre. Sus ojos pierden la belleza, esa belleza robada al color del café. La raja pequeña y apestosa del cuero cabelludo no deja de sangrar. La cacha de la pistola lastimó hondo. “Mátalo a ese perro maldito”, ordena una voz podrida por el odio. Esas palabras caen como piedras filosas y rasga la esperanza que la víctima abrigada en ese corazón que late acelerado por el miedo: que le perdonen la vida. Una mano cadavérica acerca a la parte posterior de la cabeza un arma corta, refulge, hermosa y peligrosísima, y jala el gatillo. Del cañón salen mapas ondulantes de humo. El ruido de la bala envenenó la noche densa y el frío asfixiante de la sierra liberteña. A lo lejos se escucha el grito aburrido de las chicharras. La toma fotográfica se abre y un hombre gordo, de espalda gruesa ocupa toda la escena: tirado bocabajo con una bala en la cabeza. Tiene las muñecas y los pies atados con cinta adhesiva roja y gruesa, y el pantalón abajo, por la altura de las rodillas. Deja al descubierto su calzoncillo verde botella, de marca Calvin Klein, comprado en El Mayorista, mercado repleto de las marcas bambas. El tren inferior lo tiene al filo de un peñasco. Está listo para ser tirado al río Marañón. Hoy las pirañas no morirán de hambre. La cámara salta sobre otro cuerpo tirado con los ojos fijos en el cielo. A ese cielo oscuro, lejano e inclemente para él. Viste de negro: polera, medias, short con rayas blancas al final que hacen juego con las plantillas de las zapatillas plomas. Han sido asesinados despiadadamente por haber matado a Emiliacho, de ‘Los Malditos del Triunfo’, un hijo del ‘Gato Cote’. ‘Hijo’, así se lo llama a la mano derecha de un casco, de un cabeza de bandola. Pero el odio sigue hirviendo a temperaturas altas. El viejo loco parece un dios perverso, malévolo y pide sangre, raudales de sangre para aplacar su furia. Semanas después, las calles sin una capa de maquillaje de asfalto se ensucian de sangre. En la Esperanza parte baja, los arenales de ese distrito se chupo la sangre de alias ‘Chava’ y ‘Negro Canto’. “Estos dos loquitos estaban agarrando mucho poder en Pataz”, afirma un aspirante a colaborador eficaz. “Hace poco también mandaron a la habana en a un tal Raúl, un vaguito del Porvenir. Se estaba interponiendo en un negocio de mineral. Se creía el padrino. Arriba, tío, o chapas lo que te toca o te aplastan como un gusano”, confiesa el aspirante a colaborador eficaz. “Yo sé quién es quién arriba. Yo los muerdo a los cascos. Yo sé cómo es toda la vuelta ahí, si no que, puta que, a la firme, me voy a cansar contándote y no voy a terminar, se me pasa el día y no terminamos”, dice y se toma una pausa café para enfriarse.

—Y otra es que ahora nada es gratis, yo no gano nada contándote la firme, ¿entiendes?

—Por eso, pe, huevón. Yo no puedo ir a hablar con un fiscal para que te dé beneficio, sin antes saber la información que tienes.

—Te voy a dar una chiquita, una muestra de mi poder. No me puedo malear mucho, ¿entiendes?

Como aspirante a colaborador sabe que todo lo que dice debe ser demostrado con una foto o un vídeo por eso, mientras habla tiene el dedo índice deslizándose sobre el teléfono y muestra la galería saturada de videos y fotos de armas y criminales. Su dedo presiona el botón reproducir y se escucha: “Un saludo para mi cumpa Blas, Don Gato Cote, pa’ la gente de Trujillo, mano, pa’ mi cumpa Chico, Los Compadres que siempre nos activa. Acabamos de ganar, ahí está la melcocha, esperamos el cariño, mano. Para mi cumpa Robocot, no te olvides, esperamos el cariño para el fin de semana. Ya. Toda ‘La Pirca’ siempre activa, ya tú sabes lo que dominamos Pataz”. En ese tiempo, todos los cabezas se consideraban, levantaban foto y se repartían el dinero, había un orden estricto y sagrado alrededor de la muerte. Pero todo se fue al tacho de basura, cuando la ambición de los cabecillas quiso superar el infinito. “El Gato Cote, un hombre con ceros inmensos en sus cuentas bancarias, violó la línea de la paz y empezó a elevar el salario de la mano de obra barata del crimen: sicarios. Po’ te ponía 3 millones, 2 millones. Con ese monto, cualquier chibolo se avienta a la candela. De esa manera, el Gato se arrancó del mapa criminal a varios mitras fuertes. Con el Daniel Becerra, de ‘Las Pircas, el viejo loco hizo ruido en el hampa, se derribó a un Goliat del oro en Pataz. El Gato es cuco, se tumbó al vago que era chalequeado por los tombos, se reunía a tomar trago corto con puro empitado, oficiale, con esos que tienen palabra de mando y de desamarrar cualquier vaina en el camino. Yo tengo el video en donde se ve a un oficial rindiéndole homenaje al vago. ¿Quieres que te lo muestre?”

—Espera, loco. Vamos por partes. Primero háblame del Daniel Becerra.

—¿No quieres que empiece por la muerte del ‘Emiliacho’ y la cola negra que trajo? Ahí el Gato pagó a las rondas campesinas un tronco, monedas para que lo detengan a los matarifes de su hijo y lo entreguen amarrados de pies y manos como guachos. Esos ronderos por plata se mueven peor que putas. Cada presidente recibe su topo y ellos se reparten con su gente. Los ronderos reciben de todos los grupos criminales. Detienen a vagos y los entregan que los maten. Y cuando la policía va investigar, la ronda levanta al pueblo. Ejemplo, tú tienes tu mina y te quieren quitar, vas con la ronda, pagas 100 mil 0 200 mil por 500 ronderos, y ellos se van y te chalequean y con la ronda el vago no se mete, porque sabe que le sacan la entreputisima. Yo sé que esa es la cifra de los ronderos, porque estuve presente, cuando Becerra le contó cheque a cheque. Y eso ocurrió, cuando la sangre no corría a lo loco y ciego. Becerra recién se enfrentaba con ‘Los Galindo’ por Las Tolvas en Pueblo Nuevo. Grábate bien este nombre de mina, porque ahí ha pasado puras desgracias. Hace una semana han matado a siete dentro del hueco y hace tres días han liquidado a dos, los han encontrado envueltos con frazadas. La policía ha caneado a los supuestos sicarios, uno está en sandalias, en que cabeza hueca entra que un dedo flojo va a ir a liquidar en chanclas, esa huevada no te deja correr. Esa labor primero lo tenía ‘Los Galindo’. El primer muerto que comió el muqui, fue a uno de los hermanos de ‘Los Galindo’. Los fierros largos fueron gente de ‘El Tiburón’ y ‘El Genaro’. Luego los derrotados se empatan con ‘Cuchillo’ y a punta de pistola y dinamita, lo sacan arrancado a los vagos. Después, ‘Genaro’ se pega con ‘El Pollo’, ‘El Lagartija’, ‘El Oliver’ y ‘Los policías’, se juntaron y armaron el muñeco, la policía se metía a la mina, caneaba a la gente del ‘Cuchillo’, los desamaba y luego enraba a lo maleante ‘El Lagartija’ y su gente y les sacaban las tripas a los sicarios de ‘Los Galindo’. En esa vuelta, los tombos salieron forradazos, ‘El Genaro’ les regaló una labor para que saquen oro, ellos tenían que poner sus trabajadores y una vez que se completaba la volquetada d2 35 toneladas para vender, se cuarteaban: el 50 % para la mina, 25 % para la gente que rifó el pellejo en el tiroteo y el 25 líquido para los tombos. Y a parte, ellos antes que se muevan de su comisaría cobraron 100 mil soles. Yo tengo audios, capturas de pantalla, dame sajiro lo busco y te muestro. Esa mina ha cambiado de manos más que moneda falsa.

Testigo protegido revela como se perpetuan los asesinatos en Pataz, La Libertad, entre organizaciones criminales

—Vamos por partes, viejo. Arranca con su batería del Becerra y después volvemos a las muertes y la guerra, ¿te parece?

‘Las Pircas’, se lo bautizó con ese nombre porque el lugar donde han construido su imperio del crimen se llama Las Pircas.

Becerra se alucinaba el Tony Montana peruano y en ‘Las Pircas’ diseñó un bunker parecido al loco de la película. Tenía un sobre y era más seguro que la mie(…)a, al costado de su cuarto, había un hotel, ahí se quedaban sus cachacos, unos ‘Chamos’. Y ahí en el mismo lugar, hay una disco, que funciona como prostíbulo. Las Venecas cobran 500 mangos por un polvito y se ganaban su pecho con su terrible alita de pollo, comisión, pe, si lograba que el breo, cliente consuma su droga. Becerra tenía hotel y disco con el mismo nombre de ‘Las Pircas’. Supo hacerlo, el vago llegaba a la disco a rumbear y se encontraba con la carne botada, y a cualquiera se le para al ver unas curvas perfectas pasar una y otra vez y las ‘Chamitas’ con ese dulce en su voz, te prendía y ahí nomás estaba el matadero. Tenías todo sin salir de casa. ¿Qué si la policía no le caía? Sí llegaban, pero no a mancar gente, sino a guardarse unos billetes en el bolsillo pa’ mantener a las trampitas. Cuando llegaban los tíos, los vagos más lucían sus fierros largos, no ves que sabían que la tarifa fija: 5 lucas por fierro. Otros llegaban a descargar los porongos, pe, le metían fierro a una ‘Veneca’, Becerra, era hábil, no le cobraba el polvo, le proponía que se quede toda la noche con la flaca, si quería. Los tombos estaban gimiendo de placer, mientras el Becerra sacaba la cocaza debajo su almohada y lo repartía en la disco.

‘Las Pircas’ empezó a sonar, porque hubo un muerto en esa disco y en esas fechas la sangre aún no correaba en las piedras serranas. Hace tiempo atrás, lo cerraron, pero como Daniel tenía fichas y contactos, hizo llegar su plata a los grandotes y esa muerte quedó en nada y lo volvieron a reabrir.

La Organización Criminal (O.C.) se forma así: su cabeza, Daniel Becerra (Los gusanos ya lo están comiendo en la tumba. Ya ni huesos habrá. Lo mataron en el Coliseo Gran Chimú. A eso de las siete de la noche). El cuello donde cae la mitra es Ever Becerra (A este sano lo chambearon a la boca, le dijeron que lo estaban lateando para partirlo, de miedo se largó a Colombia), éste se encargaba de todo en la ausencia de su hermano, porque el finadito subía dos o a lo muchos tres días a la semana, le gustaba viajar solo en avioneta y antes que vuele a Trujillo, llamaba a Los Tombos que vayan a recogerlo. El brazo derecho dentro de la mina, Loco Julián, éste bandidito encabeza los sollamos, guerrea terreno a la empresa Poderos, se le quita a punta de bala o por el famoso parqueo, según el diccionario criminal: abrir caminos nuevos que conducen a la empresa y le roban el mineral ya extraído. O también le quitan la mina a otro bandido que ya conecta con la empresa, se meten balas cómo miércoles, esos enfrentamientos duran horas o hasta días, y el que gana se apodera del terreno a lo maleante. La mano izquierda es un tal ‘Tego’, un trujillano del Porvenir que llegó como chaleco, pero al demostrar que tiene sus huevos, fue ascendiendo. Este muchachito espera que culmine la chamba sangrienta del Loco Julián, y se pone de mirón, chinea cuando otros llenan los costales de oro. A esa chamba también se suma el Coco, ellos son los famosos ‘licenciados’, andan con armas con licencia, cuando la policía los quiere canear se van de pepa. ‘Tego’, es un todo terreno en la O. C., vende droga en disco y también pone a gente a vender droga por todo Pataz. Y arriba la droga es bien cotizada, en Trujillo cuesta ocho luquitas, en el cerro marca 50 maracas. Y ese polvo sale como pan caliente, como el oxígeno en plena pandemia. Y los dedos asesinos son los chamos, se meten a la candela, a punta de bala ganan terreno en la empresa o quitan mina a otros. ‘Los Chamos’ son un lunar a parte en la O. C., ellos tienen su propio organigrama: son dos cabezas, Gringo y Buitre, éstos reclutan a sus paisanos, no caminan con los sicarios peruanos. Los cerebros de ‘Los Chamos’ entran a la cuarteada de la torta. Ejemplo, 100 %, la mitad se queda en bocamina [espera, tío, ni se te ocurra cortarme, que pierdo la ilación de todo, luego te explico como dice la canción, pasito a pasito, suave, suavecito], los otros 50 sobrante se tajadea así: Daniel chapa 15 %, Chamos 10 % y el 25 % restante es para coimear a policías, fiscales y jueces, y también para recuperar el gasto de balas, armas y para pagar a los chalecos. Un chaleco recién salido de la U, del penal cobra 200 diarios líquidos. Saca tu línea en número, ya que tanto te gusta las matemáticas, tío. Becerra facturaba cinco millones al mes, divide en ese porcentaje en los números que te boté y esa es la cantidad que saca cada miembro de la O. C.” “Los hermanos Becerra son los que más ganan, tienen su labior, eso que sirve para moler y procesar el oro. Daniel subía a ajustar cuentas con la gente para la semana y se bajaba con el oro fino y puro”.

 Franklin Daniel Becerra Medina, tenía un año más que Cristo, cuando la muerte lo jaló y lo metió en su vientre. Los sangre de pato martillaron el arma 18 veces, un 22 de agosto del 2022.

A parte de Los Chamos, el mitra de ‘La Pirca’, tienen otro anillo de seguridad, lo conforman peruanos. Lo encabeza, un expolicía, se hace llamar ‘Texas’ (A este en tu cuaderno, ponle una cruz, lo tronaron a él y a su hermano en su propia casa. Luego te narro como le dan piso), y tiene a diez bajo su mando. Daniel también tiene relación con bandidos serios de Trujillo City, le hace llegar su plata al que se hizo pasar por muertito, al ‘Johnson’, al ‘Cabro Deivy’ de la Jota, al ‘Chato Jimmi’ de Los Compadres, al ‘Gato Negro’, ‘Julio Bigote’, ‘Gordo Jhon’, ‘Robocot’, ‘Chapana’ y otros más. Todos estos entran a recibir su parte por la fama ganada con cada lanchada de penal, cuando los mandan al hielo: Challapalca o Cochamarca. O a punta de cuchillazos. O con asesinatos. O porque prestan sus armas a los soldados de Becerra, cuando se van al choche. A todos los que los menciono se han abierto por su lado, se han metido a los secuestros, ‘Johnson’ es el que se pinta en los secos. Otros han chapado su propia mina. Algunos están muertos. Y unos cuantos están preciosos.

Ah y me estaba olvidando de ‘Los Zeta’: son exmilitares, suben a Pataz solo por misiones complejas y luego zafan cuerpo. También me faltaba ponerlo en cancha al Palermo, un tío que tiene mucha plata, vive en Pueblo Nuevo, le quitó a la empresa el nivel 25.20, el nivel 24, a parte la Briana. El Gato Negro lo chalequeaba al tío Palermo, pero llegó el momento de la ambición y quiso más plata y oro, y como no le dieron se unió con Las Pircas y le quitaron una mina al Palermo, en ese choreo encontraron 5 mil capachos, un saco pesa 50 kilos, salieron ganados los vagos y aparte de eso tranzaron con el viejo, le cobraron 200 mil dólares para que le devuelvan la mina. Como el viejo se pudre en plata, pagó la cantidad como si se tratara de un juguete de navidad para sus hijos. Pasó un mes y vuelta le quitaron. Desde ahí Palermo anda con policías de civil, chamos, colombianos. Luego, te cuento la firme de todos ellos. Como te dije, aquí tenemos pa’ rato, me voy a cansar hablando y no vamos a llegar ni al inicio de la historia.

‘La Pirca’ cuenta con 10 AR-15, o mata policías, 7 mini–uzi, 2 Uzi, 2 AKM y 20 pistolas de marca Glock, Pietros y Taurus. Y con toda esa gente y esas armas aún están débiles, por eso, jalan gente de Retamas, Llacuabamba, de Lima y de Chimbote. Todos suben como trabajadores de mina, una vez que se ha ganado la bocamina, se quedan a brindar seguridad a los chamberos o capacheros, los que ex- traen mineral, ellos ganan 150 diario.

Estas son las armas que la Organización Criminal ‘La Pirca’ usa para cometer sus asesinatos.

Para que entiendas mejor como se mueve el oro, te voy hacer un mapa –dice y jala hoja boom y un lapicero rosado–, la empresa se divide por niveles: 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27. También le pusieron nombre de mujer:  Briana, Guadalupe, María, etc. Y para no derramar sangre por la hueva, se usa el diálogo, yo hablo primero, por ejemplo, tú tienes tu bocamina y quiero entrar a robarle oro a la empresa, yo voy y te digo: mira, paisano, dame pase para ir hacerle el bailongo a La Poderosa y de lo que saco, te hago llegar tus monedas, la mitad de todo, ¿Qué dices? Dios da pa’ todos. Cuando se le va hacer la cagadita a la empresa, se opera así: se escoge el lugar donde se va a sollamar, se busca el lugar que arroje mineral de más peso y fino. Se le llama buena ley, cuando de 12 kilos en bruto, llega a botar 100 gramos de oro puro. Los ingenieros convierten el gramo en onzas y vainas así que yo no entiendo, yo seré burro en eso, pero contando dinero me lo como vivo al mejor contador del mundo. Se escoge el lugar, los bandidos se posicionan con sus armas, explosivos y todos los ingredientes que solicita una guerra. La empresa tiene su seguridad por la legal, a esos se los conoce como Buitres, ellos siempre andan en cuadrilla de 15 a 25 personas y andan con chaleco antibalas, escudos policiales, con decirte que no hay protector para las muelas, porque si lo hubiera también lo tuvieran. La fiesta de balazos arranca, cuando los Buitres y los sollameros se encuentran, los chalecos vagos tiran a matar, ellos entran con su AR-15, su pistola y balas hasta por la hueva y llevan dinamita para fabricar sus cachorros, explosivos que son usado como granadas. Las balaceras duran dos horas como mínimo y 4 como máximo. Cuando los vagos son abatidos, Los Buitres los recogen y los tiran por las chimineas, son huecos de 100 metros, de donde han extraído el oro y con la dinamita plastean la labor, es decir, derrumban la peña y good bye cadáver. Y si los muertos caen afuera, los tiran al Marañón, los llenan en un saco, le taconean con piedras y los arrojan como cadáveres de nadie. Y cuando le toca perder a un Buitre, la empresa recoge el cuerpo, entrega a la familia y todo quedó ahí, nadie supo nada.

¿Cómo saben el lugar donde hay buen oro? Muy buena pregunta, tío, ya me lo esperaba, tú eres bien rata. Los ingenieros de la empresa botan el dato. Un jefe de los Buitres también lanza la firme. Estos brindan información a la organización que pague más.

Ahora te voy hablar de los más honestos, de los que no les gusta la plata nadita – usa el sarcasmo–, la comica de Chagual y la de Vijus, son las más cercanas a la acción y son los que más se llenan de plata. Cuando los Buitres canean a los vagos, los entregan a la policía, el comisario manda a sus perritos que vayan a buscar al jefe de la O. C. y suelte money por sus chacales y sus fierros incautados. 20 mil mangos cuesta la libertad. Y las armas que incauta la policía, lo vuelven a vender a los vagos. ¿Qué si no hay policías honestos? Esa pregunta sana, tío. ¿En un prostíbulo habrá que a una chica no le guste su pedazo de carne? Arriba sí o sí chapan plata los tombitos. Los de alto rango los obligan, no ves que los cabecillas se ganan a los viejos locos de la policía, a ellos les hacen llegar cadenas, relojes y esclavas de oro. Te voy a contar una chiquita de un general que está preso en Chiclayo, no recuerdo su nombre, pero una vez Becerra le puso en su mesa de su escritorio dos paquetes apretaditos de plata y el muy sinvergüenza le dijo: “¿Qué esto nada más? Para la próxima le subes a cuatro. Yo no recibo limosnas, por si acaso. Ese sencillo es para oficiales de menos rango”. Y te doy otro dato, el Gato paga a los policías para que le limpien la cancha, caneen a sus rivales y él se quede solito arriba. Es más, el Gato está de testigo con nombre propio en el caso de ‘El Chato Jimmi’, pasa que al Gato lo querían calzar, pero no era su día ni su hora, las balas no fueron letales, se salvó y de cólera se fue de testigo. El mismo Gato dice, yo soy testigo de tal fiscal y a mí nadie me va a canear, porque yo tengo mis tentáculos en todos lados. Yo tengo una foto en donde el Gato tiene todos los tomos de las investigaciones en su contra. También hay un vídeo donde se ve que se reparten la plata, esto es para tal y para tal dicen con pana. Sigue esa pista, ese vídeo lo tiene fiscalía de Crimen Organizado, pero hasta ahorita ni una cana. Todo se vende y todo se compra, compadre, dice el aspirante a colaborador, y me muestra fotos y el vídeo en donde Becerra recibe un reconocimiento público de la Policía Nacional del Perú. (continuará)